En un curso sobre cine, dictado a un grupo
de obispos, el conferencista presentó una película cuyo argumento
narraba cómo un esposo que salía de viaje se tuvo que devolver a su casa
por cancelación del vuelo. Al mismo tiempo, su esposa retozaba con su
amante en la habitación y la película mostraba al esposo que se acercaba
y a la pareja en sus aeróbicos sexuales.
PorSamuel Arango M.
- El Colombiano
Cuando
el marido iba a abrir la puerta, el conferencista prendió las luces del
salón, detuvo la película y les preguntó a los obispos: ¿Es cierto o no
que ustedes estaban haciendo fuerza para que el marido no descubriera a
los amantes? Se escuchó un estruendoso silencio.
Este
ejemplo, simplemente nos plantea que a veces en la vida, todos nosotros
nos encontramos con contradicciones que en la teoría manejamos de una
manera y en la práctica de otra. Por ejemplo, yo personalmente desconfío
muchísimo de aquellos que permanentemente hablan de ética y moral,
muchas veces son una fachada que oculta depravaciones o comportamientos
opuestos a lo predicado.
Para demostrar qué tan coherentes somos, pedimos a los lectores que respondan con sinceridad estas preguntas:
Primera:
El padre es asmático, la madre es tuberculosa. Tienen cuatro hijos. El
primero es ciego, el segundo es sordo, el tercero murió recién nacido y
el cuarto tiene tuberculosis. La madre está embarazada de nuevo.
¿Recomendaría el aborto?
Segunda:
Un hombre blanco viola a una niña negra de 13 años y ésta queda
embarazada. ¿Recomendaría a los padres de la niña que le practicaran el
aborto?
Tercera:
Una señora queda embarazada, ya tiene muchos hijos, dos de ellos han
muerto, su esposo está en la guerra y a ella le queda poco tiempo de
vida. ¿Recomendaría el aborto?
En
el primer caso, usted hubiera matado a Beethoven. En el segundo caso
hubiera matado a Ethel Walters, una de las cantantes de color más
famosas de la historia. En el tercer caso no habría nacido el Papa Juan
Pablo II.
¿Vamos a seguir siendo de doble faz?
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